Reflexión dominical

“…EN MANOS DEL ALFARERO…” (Jeremías 18:6b)
Escucha: “Descendí a casa del alfarero, y hallé que él estaba trabajando en el torno. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en sus manos, pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla” (Jeremías 18:3-4). Si te estás preguntando: “¿Por qué estoy pasando todo esto?”, la respuesta es que estás “en las manos del Alfarero”. El saberlo ayuda, especialmente cuando estás sobre la “rueda” y todo en tu vida parece “girar” fuera de control. No es así. Mira debajo de la “mesa” y ve de Quién es el “pie” que está sobre la “rueda”. Si el enemigo hubiera estado en el control de tu situación, hace ya muchos años te habría echado fuera del “torno”. Pero no puede hacerlo, porque el Alfarero controla el proceso. Él supervisa cada movimiento tuyo. No se asusta por el barro, independientemente de donde lo encuentra o lo estropeado que esté. Está comprometido en trabajar sobre él hasta que llegue a ser lo que Él quiere. Escucha: “…a todos los que lo recibieron,… les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). La batalla es sobre lo que vas a llegar a ser.
Independientemente de lo que hayas estado haciendo hasta ahora, el Señor ve en ti el potencial para ser “…instrumento para honra…” (2 Timoteo 2:21b).
Date cuenta de que aunque la vasija se había echado a perder, todavía estaba en la mano del alfarero. Dios nunca nos tira, ni tampoco se frustra su plan para nosotros porque tenemos un defecto o una lucha en ciertas áreas. Entiende esto: Si estás siendo levantado del “fango”, conectado a la “rueda” o moldeado otra vez, es que en todo momento estás en sus manos. ¡Y siempre lo estarás!